Viacrucis del migrante en capilla de las Adoratrices

Viacrucis del Migrante: Más de cien personas nos congregamos en la capilla de las Adoratrices (avenida de la Palmera) el domingo 4 de marzo. Éramos un grupo muy diverso: mujeres y varones de muchos países de cuatro continentes, miembros de diferentes comunidades, de todas las edades… Nos convocaba la delegación diocesana de migraciones para este ejercicio de piedad, siguiendo el itinerario que llevó a Jesucristo hasta morir en la cruz y ser sepultado en catorce estaciones. Se trataba de rezarlo desde las experiencias de cruz que soportan tantas personas migrantes. El texto que empleamos fue una adaptación del viacrucis ya clásico del Cardenal Ratzinger en el Coliseo romano, pero adaptado a realidad de los sufrimientos de las personas migrantes.

En la procesión, nos turnábamos en grupos para portar el crucifijo, casi de tamaño natural. Desde la capilla, discurrimos por dos claustros y el deambulatorio que los une por detrás de la misma capilla. Esto favoreció un ambiente muy recogido y contemplativo, en el que se fueron desgranando las cruces de los menores no acompañados, de las mujeres víctimas de la trata, de la explotación laboral el desprecio y la soledad que sufren los migrantes.

Contamos con la fraternal acogida de las adoratrices y los laicos de sus grupos de pastoral, a los que damos las gracias. Especialmente emotiva fue la participación de migrantes africanos y de refugiados por motivos religiosos, que encarnan con todo el realismo la pasión de Cristo.

Josep Buades Fuster SJ