Cruzar la frontera: momento de euforia o alivio cuando se supera el puesto de control documental, de frustración cuando se produce el rechazo. Las políticas de control de fronteras deciden a quién se permite cruzar en función de numerosas variables. Como hay voluntad política de limitar las entradas, se habla de presión migratoria, se agita el fantasma del miedo, se invierten medios para impedir el cruce de fronteras, y se aumentan las penalidades y peligros de quienes están determinados a cruzar a pesar de todo.
Durante muchos años, la frontera que ha cruzado la mayoría de personas migrantes ha sido la de los controles de documentación de los aeropuertos: frontera invisible para la mayoría de población. En el norte de África, las vallas de Ceuta y Melilla se han convertido en una imagen poderosa. En Canarias, en el Estrecho, en Alborán y en el Mediterráneo, las imágenes de pateras, cayucos, zódiac y otras embarcaciones prenden en la retina, sobre todo cuando hay naufragios.
La noción de frontera cambia con la política de control de flujos migratorios y de lucha contra la inmigración irregular. Se amplía el espacio fronterizo hacia fuera y hacia dentro, generando limbos en los que no rige enteramente el Estado de Derecho, en los que más fácilmente se violan derechos humanos. La asociación Claver, dentro del SJM, se hace presente en la Frontera Sur hacia afuera y en los CIE como Fronteras invisibles hacia dentro.
Frontera Sur

Durante años, el SJM ha colaborado con la labor humanitaria de la Iglesia con los migrantes y refugiados en tránsito por Marruecos. A partir de esa colaboración, ha podido observar las condiciones de vida de los migrantes en los suburbios de Casablanca y en los bosques aledaños a Melilla.
Desde 2015, el SJM se ha preocupado por la problemática experimentada por los migrantes y refugiados en su cruce de la frontera con Melilla, y mientras se prolonga su tránsito por la ciudad autónoma hasta poder cruzar a la Península. Ello implica la creación de un espacio de escucha y orientación sobre los derechos que se les reconocen y que, frecuentemente, no ejercen por falta de información adecuada. También implica una labor de investigación y difusión, para sensibilizar a la sociedad y para incidir en los poderes públicos y administraciones públicas.
La asociación Claver tiene como misión apoyar al equipo SJM-Frontera Sur, que tiene una oficina jurídica y abre un proyecto de intervención social en Melilla, manteniendo el contacto con los actores diversos presentes a ambos lados de la Frontera Sur.